Canción y vacío de conquista

 Me tiendo de espaldas,
desnuda, expectante
olfateo tus jugos impresos
en la ropa seca;
brillante comienzo,
feliz desenlace
de mi lento desplace
por la espesa selva.
Te perdí de vista,
no sé quién me habla,
dibujo palabras
en plena ventisca;
te llamo y no vienes,
me visto y me tienes,
despacio descuelgo los labios,
oráculo de lo que quieres;
pide mi cuerpo en un baile,
pide un tapiz de mis pieles,
yo tejeré un canto,
yo limpiaré el camino,
le pondré más sal al llanto,
yo destriparé al destino.

 

 

 

Invocación para un fantasma absoluto

Flor de alas mustias,
dos nudos ausentes
dejaron vacío
el destino de tu senda;
minuto en espera,
no te vas, no te quedas,
el tiempo resuena
a tu abyecta sordera;
hada, ninfa o mosquito,
me desquito de tus ganas pendencieras,
deshago la maldad en tu tristeza,
no hay belleza,
ni pereza
en tu cuento
fraudulento
que a tantos ha logrado engañar;
he dormido
entre tus brazos,
para amanecer cortada,
me dejaron encerrada
y fui la última en llegar;
deseo caduco y superfluo
regalo podrido, atrasado,
eres un amor temprano
que llega tarde a todos lados.

 

 

 

Impaciencia

Esputo
que vive y engulle
la angustia a su alcance,
abriéndose paso
en una cortina
de lágrimas sólidas;
vapor en el valle,
deseo de unos brazos
que no existen más.
El frío en las manos,
flagelo y congoja,
la loca se asoma
y se esconde detrás
¿Qué existe para la hormiga
que obediente busca
su partícula de pan?
¿Qué retumba en las paredes,
esa suave melodía
de tus manos portentosas
que me quieren expulsar?
Salir del paraíso
donde nunca se ha estado,
mito y castigo de un recuerdo
disuelto
en una memoria que no es mía;
sigo viva con el estómago roto
y los pies congelados,
que lloran tus manos
para volverse a calentar.